POETAS SIN FRONTERAS - POETS WITHOUT BORDERS
POETAS SIN FRONTERAS - POETS WITHOUT BORDERS

El 17 de febrero de 2021. se cumple un año de uno de tantos atropellos a la cultura universal. El Ayuntamiento de Madrid en esa fecha tuvo a bien borrar del Cementerio de la Almudena unos versos de Miguel Hernández, el poeta del pueblo. Poetas Sin Fronteras insiste en denunciar el hecho promocionando una campaña de tormenta de versos hernandianos en todas partes y por todos los medios. ¡Para empezar podeis colgar en este link vuestras aportaciones!

 

PARA LA LIBERTAD

 

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.

Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.

MIGUEL HERNÁNDEZ: PALABRA Y COMPROMISO. Por Lia Isabel Alvear Ramírez.

Miguel nació en Orihuela, ciudad ubicada al sur de España, en el seno de una familia no muy adinerada, la cual conseguía el sustento por medio del comercio de cabras y la venta de la leche que ellas producían. Esta organización familiar implicaba entonces a todos sus miembros en el desenvolvimiento de la economía. Lo anterior conduce a la primera diferencia entre Miguel y los poetas coetáneos: él, solo accedió aproximadamente a ocho años de educación formal. Sin embargo, la curiosidad innata lo hizo un alumno aventajado de la madre naturaleza; además, debemos añadir, la seducción que sobre Miguel ejercieron algunos de sus profesores en el corto paso por las aulas. A los catorce años su padre le imponía como destino el oficio de cabrero, pero él ya conversaba haciendo uso de tropos y rimas; cuando alguien le señalaba su forma poco usual de hablar Miguel respondía «así me salen las ideas»; mas adelante, a partir del momento en que sus escritos dejaron de ser un acto íntimo entre él, las cabras y la sierra donde pasturaban, expresaba con cierto recato «es que soy poeta». Los antiguos compañeros de estudio y los profesores le propiciaban libros; empezó a participar en tertulias literarias; leía todo cuanto llegaba a sus manos y comenzaron a ser habitantes permanentes de su zurrón, el cuaderno de notas y el lápiz. Entre muchos de sus primeros poemas, este parece una síntesis premonitoria de lo que sería su vida: En cuclillas ordeño/ una cabrita y un sueño.

Un capítulo importante en la vida,es aquel en el cual hacen presencia las pulsiones del amor; cuando la persona siente el imperativo de estar referida a otra, para proyectarse y ahuyentar una de las tantas facetas de la soledad. El poeta se enamora… Una querencia tengo por tu acento/ una apetencia por tu compañía/ y una dolencia de melancolía/ por la ausencia del aire de tu viento./ Presencia necesita mi tormento,/ urgencia de tu amor y galanía,/ clemencia de tu voz la tuya mía/ y asistencia en el estado en que me encuentro El poeta ansía… Mujer, mira una sangre, mira una blusa de azafrán en celo,/ mira un capote líquido ciñéndose a mis huesos/ como descomunales serpientes que me oprimen/ acarreando angustia por mis venas./…/ ¡Ay que ganas de amarte contra un árbol,/ ay que afán de trillarte en una era…

El poeta se reproduce… He poblado tu vientre de amor y sementera/ he prolongado el eco de sangre a que respondo/ y espero sobre el surco como el arado espera:/ he llegado hasta el fondo. El poeta se perpetúa… Para el hijo será la paz que estoy forjando./ Y al fin en un océano de irremediables huesos/ tu corazón y el mío naufragarán, quedando/ una mujer y un hombre gastados por los besos.

Sin embargo y a pesar de la vehemencia o quizás por ella misma, el poeta es consciente de que esas sensaciones placenteras no ahuyentan el displacer, lo traen consigo… Cansado de odiar, te amo./ Cansado de amar, te odio. Es una constante en la poesía de Miguel, la tensión entre situaciones contrarias y, sin pretender desconocer que otros autores anteriores a él y contemporáneos, también manejaron el asunto y pudieron influenciarlo, no es aventurado traer a cuento que su información primigenia fue bebida en y de la naturaleza. El conocía sus ciclos y comprendía sus manifestaciones… Remudan los claros ciervos/ su cornamenta arbolada/ …/ La cabra cambia de pelo,/ cambia la oveja de lana,/ cambia de color el lobo/ y de raíces la grama./ Son otras las intenciones/ y son otras las palabras… El se sabía parte… La tierra es amor dispuesto a ser un hoyo,/ dispuesto a ser un árbol, un volcán y una fuente./ Mi cuerpo pide el hoyo que promete la tierra,/ el hoyo desde el cual daré mis privilegios de león y nitrato/ a todas las raíces que me tiendan sus trenzas. Tenía plena conciencia del cambio como destino, entendido este último como efecto inherente al devenir. Los dos versos anteriormente transcritos dan cuenta de ello, señalado en procesos físicos; pero el cambio también ocurre en procesos de pensamiento, asunto que él mismo experimentó… Me libré de los templos: sonreídme,/ donde me consumía con tristeza de lámpara/ encerrado en el poco aire de los sagrarios./ Salté al monte de donde procedo,/ a las viñas donde halla tanta hermana mi sangre,/ a vuestra compañía de relativo barro. Hablar o mejor, inscribirse en el concepto de ciclo tiene dos connotaciones de particular importancia, dado, de un lado, que involucra el cambio y del otro, que nos plantea una verdad de a puño: por definición, el ciclo parte de un punto y allí mismo retorna, después de estar, inclusive, en un punto totalmente opuesto. Por tanto, en un asunto, su contrario está contenido. Existe una palabra que nomina dicho proceso: Dialéctica.

Miguel, teniendo por natural los ciclos, muy probablemente no tuvo mucha complicación en acceder a la dialéctica. Aún adolescente, pastor de cabras y repartidor de leche, estando conversando en el cementerio con algunos amigos, ante la presencia de una planta florecida albergada en una calavera escribió… Pobre flor! ¡Qué mal naciste!/ ¡que fatal que fue tu suerte!/ Al primer paso que diste/ tropezaste con la muerte./ El dejarte es cosa triste/ el cogerte, cosa fuerte,/ pues quedarte con la vida/ es dejarte con la muerte. De si mismo expresa… La sangre me ha parido y me ha hecho preso,/ la sangre me reduce y me agiganta,/ un edificio soy de sangre y yeso/ que se derriba él mismo y se levanta/ sobre andamios de huesos. A su esposa Josefina le dice… ¡Date presa de amor, mi carcelera! Y, hasta uno de sus personajes, caracterizado por tonto, en la obra de teatro El labrador de mas aire, le hace expresar… Porque en fin todo da igual/ pensando con la cabeza/ son tontería y listeza/ rosas del mismo rosal.

Llega la guerra con el horror de la sangre, las balas, la desconfianza y, lo que es peor, con la necesidad de depurar la sociedad de los adversarios. Pero, vayamos mas despacio. Tenemos para entonces un Miguel firme y alineado a favor de la lucha contra la pobreza y la injusticia… Soy ante el hambre prudente/ y mudamente sufrido/ cuando el hambre me ha venido/ de un natural accidente./ Mas no aguanto mudamente/ el hambre si me lo dan/ un corazón y un afán/ de avaricia ciega llenos. Un Miguel decidido a la lucha armada a la que él, como tantos otros se vieron precipitados… Si me muero que me muera/ con la cabeza muy alta./ Muerto y veinte veces muerto, la boca contra la grama,/ tendré apretados los dientes/ y decidida la barba./ Cantando espero la muerte/ que hay ruiseñores que cantan,/ encima de los fusiles/ y en medio de las batallas. La expresión precipitados hace patéticos que los juegos de intereses políticos y económicos, incubadores de la dominación y la injusticia, arrojan, despeñan, incitan a hombres y mujeres, otrora ajenos a cualquiera atisbo de agresión, a organizarse y defenderse, aún recurriendo a la violencia… He regresado al tigre./ Aparta o te destrozo./ Hoy el amor es muerte,/ y el hombre acecha al hombre.

Aproximadamente seis años después de su muerte, ante la necesidad de regular la convivencia entre los Estados y sus Pueblos, se proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos que, palabras mas palabras menos, compromete a los Estados a proteger los derechos, los cuales aparecen nominados, so pena de someter a las personas al derecho a rebelarse… En mi tierra moriré, entre la raíz y el grano,/ que es tan mía por la mano/ como mía por el pie./ …/ Me pertenece, aunque diga/ que es suya, y no la conoce/ ni siquiera por el roce/ de un terrón y de una espiga./ …/ Nadie merece ser dueño/ de hacienda que no cultiva… No es incurrir en osadía nombrar a Miguel entre las mujeres y los hombres defensores de los derechos humanos.

Miguel Hernández se presentó al Frente y, aparece aquí una segunda diferencia entre él y los poetas de su generación y su círculo: se alista como soldado raso, pese a tener para aquel entonces, un espacio entre los intelectuales… Tristes armas/ si no son las palabras./ Tristes, tristes. A pesar de hacer uso de otras armas, el arma de la palabra era para él la predilecta y, haciendo gala de ello, así poema el horror… Ayúdame a recoger/ pedazos de la inocencia,/ escombros de la hermosura,/ ruinas de la mejor perla./ Andad con mucho cuidado,/ no piséis la sangre ciega/ que brota entre estas paredes/ como una fuente secreta./ Dejadme besar la sangre,/ la sangre bajo la piedra,/ la sangre de mis entrañas/ que corre por las arenas./ No la piséis, no pisarla/ por si se borra o se queja. Los actos de la guerra, siempre atroces y las diferentes formas como sus amistades encaraban las circunstancias, lo hicieron padecer; los convocó… Alberti, Altolaguirre, Cernuda, Prados, Garfias,/ Machado, Juan Ramón, León Felipe, Aparicio,/ Oliver, Plaja, hablemos de aquello a lo que aspiramos…/ …/ Hablemos del trabajo, del amor sobre todo,/ donde la telaraña y el alacrán no habitan./ Quitémonos el pavo real y suficiente,/ la palabra con toga, la pantera en acechos./ …/ hablaremos unidos, comprendidos, sentados,/ de las cosas del mundo frente al hombre./ …/ Así descenderemos de nuestro pedestal,/ de nuestra pobre estatua. Termina la guerra y el adversario, con precisión extrema, prosigue la limpieza de los dueños de ideas que amenacen zozobra. Miguel es detenido y condenado, a pesar de diferentes gestiones, a treinta años de prisión. Las cárceles se arrastran por la humedad del mundo,/ van por la tenebrosa vía de los juzgados:/ buscan a un hombre, buscan un pueblo, lo persiguen, lo absorben, se lo tragan./ …/ Un hombre aguarda dentro de un pozo sin remedio,/ tenso, conmocionado, con la oreja aplicada./ Porque un pueblo ha gritado ¡libertad!, vuela el cielo./ Y las cárceles vuelan. La circunstancia extrema de saberse vivo y sin libertad, no quebrantaron su compromiso social; a sus amigos expresó: «Tengo una vida, que puse al servicio de mi ideal, y si tuviera doscientas vidas lo mismo las hubiera dado y las volvería a dar ahora». Murió en prisión cuando contaba treinta y un años de edad, en 1942.

El tejido poético de Miguel Hernández, tiene como trama el amor, la libertad, la justicia y la dialéctica; como urdimbre, los íconos en los cuales sus sentimientos se hicieron versos: tierra, sangre, vientre, toro, boca, cárcel, luna, simiente, era…; la lanzadera fue la palabra, haciendo de él un todo de poesía sublime y compromiso heroico.

Artículo merecedor del Premio Internacional de Periodismo de la Fundación Cultural Miguel Hernández 2004; publicado en el diario El Colombiano, el 9 de noviembre de 2003

ENTREVISTA A "MALIMÉ". Por Salvador López Arnal

Rebelión. 14/04/2010

Colaborador y amigo de rebelión, «Malimé» inició su acción política organizada en el CAUM, el Club de Amigos de la UNESCO, hace más de medio siglo. En 1966, después de la formación de la Comisión Obrera en la empresa donde trabajaba, formó parte de la dirección de las CC.OO. clandestinas, antifranquistas y anticapitalistas. Militó en […]

Colaborador y amigo de rebelión, «Malimé» inició su acción política organizada en el CAUM, el Club de Amigos de la UNESCO, hace más de medio siglo. En 1966, después de la formación de la Comisión Obrera en la empresa donde trabajaba, formó parte de la dirección de las CC.OO. clandestinas, antifranquistas y anticapitalistas. Militó en el Partido Comunista de España hasta su expulsión por Santiago Carrillo, entonces secretario general del Partido, en 1969, lo que sin duda dice mucho del espíritu crítico del compañero Malimé. 

Él mismo ha contado una arista de la historia del CAUM que merece (y debe) ser rescatada: un grupo fascista les envió en 1980, un año antes del golpe, un paquete bomba cuando celebraban su Asamblea General, un regalo-trampa que estuvo a punto de provocar un desastre. Menos mal, son palabras del propio Malimé, «que solo explosionó el detonador, lo que provocó que la compañera Lola perdiera la vista y Luis Enrique una mano». Su propio hermano se salvó por los pelos: unos momentos antes que abrieran el paquete había salido de la secretaria del CAUM, el lugar donde explotó el artefacto.

Podríamos empezar, si le parece, por su vinculación, digamos familiar, con Miguel Hernández. Creo que su padre nació en 1910, como el autor de Vientos del pueblo, y que también era oriolano como él. ¿Se conocieron?

Si te parece nos tuteamos, aunque no nos conozcamos personalmente, dadas nuestras coincidencias antisistema y la confianza que de ello se deriva. 

De acuerdo, es un honor para mí. 

Mi familia paterna era de Orihuela. Mi padre era unos meses mayor que Miguel, nació en abril de 1910. La hermana de Miguel, Elvira se casó con el primo hermano de mi padre, el tío Paco. Lo que les permitió mantener esa relación natural familiar que se reafirmó por sus coincidencias políticas en defensa de la República antes y durante la Guerra Civil luchando en el bando republicano. 

Finalizada la guerra civil la mayoría de mi familia paterna se vino a vivir a Madrid, incluida la tía Elvira tras la muerte de su hermano, que durante unos años vivió en la calle Cartagena, muy cerca de nosotros y los otros hermanos de mi padre que vivíamos entre las calles Iriarte y Cartagena. 

Tú mismo me enviaste hace unos días una fotografía de celebración de un Primero de Mayo, acaso de 1935, en el Casa del Campo de Madrid. Podríamos reproducirla aquí si te parece. ¿Quiénes aparecen en la foto?

Por supuesto que se puede publicar la foto, que sacó mi padre celebrando con la clásica tortilla un primero de Mayo en la Casa de Campo de Madrid.

En ella, empezando por la izquierda, en primer lugar aparece descalzo Miguel. Detrás su hermana, la tía Elvira; a continuación su marido, el tío Paco, primo hermano de mi padre. Luego el tío Ramón, hermano mayor de mi padre, que según me comentó mi padre fue comisario político durante la guerra civil. Luego la que fue su novia y que aunque no llegaron a casarse la consideramos la tía Encarna, que vivió algunos años en la casa de mi tía abuela Manuela en la calle Iriarte ya en Madrid, que está a continuación de ella. Luego su hija Carmina, y a continuación su hermano Paquito, que fue colaborador de un periódico socialista en Orihuela, y que desapareció, unos días antes de la sublevación militar fascista. Su cuerpo nunca apareció, se cree que los fascistas le asesinaron e hicieron desaparecer su cuerpo. Finalmente la niña, la prima Elvirita, hija de la tía Elvira y el tío Paco ya al lado de su tío Miguel. 

Miguel Hernández se casó con la hija de un guardia civil. ¿Cómo llevó la familia de su esposa, y su misma esposa, su militancia comunista?

Ni mi padre, ni mi tía Elvira nunca nos hablaron de su relación con la familia de la esposa de Miguel, por lo que no podemos decir nada. Lo que sí nos contaba la tía Elvira era que, en aquellas difíciles condiciones, fue la única que se atrevió a visitarle a la cárcel de Alicante y llevarle la pequeña ayuda que la era permitida. 

Déjame preguntarte sobre los últimos días de Hernández. ¿Cómo fue detenido?

Considero necesario algunos comentarios previos para situarte sobre aquellos momentos familiares, y se pueda comprender y relacionar viejos tiempos de la infancia y los de ahora que me permiten contestar a las preguntas. 

Desde luego, hazlos por favor.

Mi padre, mi tía Elvira y los demás miembros de mi familia, incluido yo, no éramos intelectuales como tampoco lo fue en un principio Miguel. Eran gente trabajadora con poca formación cultural. A Miguel se le consideraba por su relación familiar, no por el conocimiento de su poesía. Esa foto sintetiza la relación familiar que les unía, más que la intelectual.

Contestar a preguntas sobre el entorno cultural y político de mi familia resulta difícil. El miedo existente tras el fin de la guerra civil también contribuía a que no se hiciesen comentarios críticos. 

Sólo recuerdo los comentarios que en mi infancia y con mucha clandestinidad me hacía mi padre, contándome alguna batallita personal durante la guerra civil. Cómo, por ejemplo, llegó incluso a encararse con el Campesino, cuando estando de guardia le llamó al orden por incumplir las ordenanzas militares. Y cómo en nuestra pequeña casa, por la noche a través de la radio Marconi con onda corta que teníamos oíamos la Pirenaica, radio Praga y radio Moscú, lo que me influyó personalmente ya en mi niñez a ser en alguna medida antisistema.

De mi familia, gracias a aquellas vivencias que me trasmitió mi padre, lo que viví personalmente al tener que dejar la escuela franquista a los 12 años para ponerme a trabajar y poder ayudar a la débil economía de una familia obrera con cuatro hijos de la que era el hermano mayor, es la que me ha permitido valorar aquella pequeña información familiar, implicarme en la lucha política y adquirir los limitados conocimientos ideológicos y políticos que tengo.

Pero esa explicación de mi vida personal, mi formación comunista, el trabajo clandestino en el partido y las comisiones obreras, el trabajo en la INTER en la comisión de propaganda, en mi casa con la multicopista donde tiramos las octavillas llamando a las movilizaciones, la edición de UNIDAD, que era el órgano de la Inter, FORJA, de la comisión del Metal, mi expulsión del PCE en 1969 cuando intenté criticar el libro de Carrillo `Después de Franco ¿Qué?, y otras muchas más experiencias como fueron mi viaje a Moscú en 1967 o a Cuba en 2006 invitado a las III Jornadas sobre la obra de Carlos Marx y los desafíos del Siglo XXI, requieren de una entrevista personal aparte que si lo consideras podemos hacer. 

De acuerdo, de acuerdo. Tomo este compromiso para una ocasión no lejana. Se está conmemorando este año el centenario de su nacimiento. Oímos voces de familiares de su mujer, de Josefina Manresa, pero apenas nada de sus propios familiares. ¿Por qué?

Pienso que los medios oficiales no han tenido ningún interés en conocer el origen familiar obrero de Miguel, sólo instrumentalizar políticamente su bella poesía, quitándole en todo lo posible el mensaje popular clasista que trasmite la foto que sacó mi padre. La familia obrera de Miguel no tiene ninguna resonancia. Por otro lado, de alguna forma la familia de la esposa de Miguel, que se sepa, nada crítica con el sistema, trata de protagonizar y rentabilizar el centenario de su muerte. 

Déjame preguntarte por un familiar de Hernández, también suyo, Joaquín Arnal Castillo, que fue piloto militar fiel a la Segunda República, y que al finalizar la guerra emigró a la URSS donde murió durante la II Guerra Mundial. ¿Puede explicarnos esta historia?

Joaquín Arnal Castillo no tuvo ninguna relación directa con Miguel, a no ser la que se establezca a través de mi relación personal con ambas familias por ser sobrino segundo de Elvira, y por casarme con Victoria, hija de Joaquín y Carmen, quien, por cierto, al casarse en un aeródromo militar que se creó durante la guerra civil en Sariñena que desapareció después, y al ser casados por el teniente coronel Reyes, no figura su enlace matrimonial en el archivo militar por lo que no tiene derecho a pensión de viuda militar.

Joaquín efectivamente murió durante la II Guerra Mundial en la URRS. Por lo que nos cuenta mi suegra que vive con nosotros desde hace varios años, es un tema un tanto complejo y con cierto misterio. 

Joaquín conducía un camión militar en los Urales, cerca del rio Tierik, con nefastas consecuencias al incumplir una orden militar que prohibía recoger a gente civil. Recogió a dos ancianos que caminaban por la carretera con la desgracia de que en aquella carretera tan accidentada volcó y murieron los dos ancianos, lo que le supuso ir a la cárcel. 

Su mujer, dado que Joaquín durante la guerra civil española en su avión y en varias ocasiones había transportado a Dolores, intentó a través de la Pasionaria que intercediera para que fuese perdonado y liberado, cosa que Dolores se negó a realizar. En las evacuaciones carcelarias de Joaquín durante la guerra se perdió la pista por lo que se desconoce cómo y donde murió. 

En mi visita a la URSS con motivo del 50 aniversario de la Revolución rusa, ante la invitación que nos hicieron los sindicatos soviéticos a las CC.OO., tuve la oportunidad de visitar a Dolores en su casa de Moscú. Aproveché para comentarla que estaba casado con una hija de Joaquín Arnal, me sorprendió su tajante cambio de tema diciéndome que no conocía a Joaquín. 

Permíteme ahora hacerte algunas preguntas sobre el poeta y la poesía. ¿No es casi un milagro que un pastor como él llegase a ser un gran poeta y eso ya muy joven?

Esta pregunta daría lugar a entrar en un tema muy poco desarrollado sobre la dialéctica materialista, cuando dogmáticamente se separa la materia espíritu de la materia física visible y tangible. 

Cada uno, desde cierta disposición heredada genéticamente, de los conocimientos adquiridos y dependiendo del medio en que nos desenvolvemos, podemos actuar de una u otra forma, podemos llegar a expresar poesías tan impactantes como las de Miguel. Cómo recogiendo su sensibilidad espiritual que marcó su vida, pudo con los necesarios términos culturales adquirirnos expresar esos sentimientos tan profundos con tanta objetividad y comprensión sobre todo para las gentes que sentimos como él e incluso para los que no procediendo de su clase y sensibilidad social, la reconocen y de alguna forma la sienten. 

Esto que digo de alguna forma lo experimento en mi propia persona cuando desde mi escasa formación académica y, sobre todo, con mi pobre dominio del lenguaje, trato de exponer conceptos filosóficos y políticos complejos con un deficiente vocabulario mal expresado, lo que a algunos intelectuales ‘marxistas’ les induce, por esa osadía, en vez de ayudarte a corregirte, a verte con cierto desprecio, mirándote por encima del hombro. Esos intelectuales se consideran seres superiores a los obreros y desde su pedestal académico con su gran oratoria nos trasmiten grandes cosas que no conducen a nada. O sí que conducen, como sucedió con Carrillo en su defensa de la transición controlada por la burguesía ‘democrática’, con su tesis etapista, primero la democracia, luego el socialismo. 

¿Cómo fueron sus relaciones con otros grandes poetas republicanos? Pienso en Neruda, en García Lorca, en Cernuda, en Alberti.

Desconozco esa relación histórica desde la relación personal. Creo que los que les une es su sensibilidad hacia el pueblo sometido y explotado que cada uno a su manera trata de expresar a través de su poesía. 

¿Qué te parece más destacable de la poesía de Hernández?

La emotiva sensibilidad de su material espíritu hecho realidad material a través de su lenguaje. 

¿Hay algún poema de Hernández que sea tu preferido?

Hay uno que me impresionó mucho, un poema que recuerdo dedicado a los cobardes.

Hombres veo que de hombres sólo tienen, sólo gastan el parecer y el cigarro, el pantalón y la barba. 

En el corazón son liebres, gallinas en las entrañas, galgos de rápido vientre, que en épocas de paz ladran y en épocas de cañones desaparecen del mapa. 

Estos hombres, estas liebres, comisarios de la alarma, cuando escuchan a cien leguas el estruendo de las balas, con singular heroísmo a la carrera se lanzan, se les alborota el ano, el pelo se les espanta. Valientemente se esconden, gallardamente se escapan del campo de los peligros estas fugitivas cacas, que me duelen hace tiempo en los cojones del alma. (…)

También sería bueno reconocer sus crónicas de guerra, que eran noticias con gran fondo poético.

Su poesía, ¿es una poesía comunista? ¿Hay que ser comunista para leer a Hernández?

Considero que su fondo solidario y crítico con el medio que nos domina, puede considerarse comunista. No creo que sea necesario ser comunista para leer a Miguel, lo que lógicamente no podemos esperar es que los ‘grandes’ intelectuales al servicio del orden establecido recomienden leer su poesía. 

De los poemas que se han escrito sobre Hernández y poesía, dime alguno que te conmueva, el que más te conmueva.

Lo siento, no he leído prácticamente nada de los poemas que se hayan podido escribir enalteciendo la figura de Miguel. Espero poder conocerlos, si alguien me los hiciera llegar, los que más concuerdan con el comentario crítico que se desprende de este comentario entrevista que hacemos me permitiría definirme y opinar. 

¿Crees que su poesía sigue vigente? ¿No ha sido tocado por el tiempo y el devenir histórico?

Hoy más que nunca, ante tanta barbaridad ejercida por los animalados oligarcas imperialistas que dominan el mundo, la poesía de Miguel es de extrema actualidad y necesitada de publicitar hasta donde podamos llegar. 

¿Es conocido suficientemente entre los jóvenes españoles?

Creo que no es conocido lo mínimo imprescindible, no solo entre la juventud, sino entre la gente adulta alienada y confundida por el pensamiento dominante. 

Finalmente, ¿qué opinión te merecen los actos oficiales que se están preparando con ocasión del centenario? 

Me parecen una instrumentalización intelectualoide y política que nada va a hacer para que su obra se popularice y se distribuya entre el conjunto del pueblo, empezando por llevarla a los centros donde se imparte el conocimiento, estudiarla en las escuelas de primer, segundo grado y universitario. 

¿Cómo deberíamos recordar a Hernández en tu opinión? ¿Cómo merece ser recordado?

Como el poeta del pueblo trabajador, del pastor poeta que todos somos por nacer en las familias explotadas y que desde esa realidad social supo superar los condicionantes materiales y espirituales que el medio le impuso, para finalmente ser reconocido en el mundo progresista, incluso por los grandes intelectuales que poco hacen por contribuir a acabar con el caótico mundo que padecemos. 

¿Quieres añadir algo más?

Agradecerte tu sensibilidad y tu trabajo que tanto contribuye al conocimiento de aspectos tan necesarios como los que haces con tus entrevistas, que nunca hará la prensa oficial al servicio del sistema. 

En este sentido es de resaltar la entrevista que realizaste al psiquiatra y ensayista Guillermo Rendueles ‘Sólo una forma de vida en lo común permiten escapar a las miserias del individualismo’. 

Gracias por tus palabras y por tu generosidad, querido amigo.

 

 

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