02-09-18.
No sé de dónde viene
este oscuro placer de los fracasos
esta cata de sal y luna en fuga
este soplo que desnuda
anhelos de tajos en la noche.
Tal vez allá en la infancia
sus penas me miraron
con avidez de esquina
o quizá fue mi padre,
o el viejo de su viejo,
esos puertos sedientos,
las ansias de rondar
en sus relojes.
Hay mil razones
para rezarse un tango.
02-09-18.
Sé que me mira el paisaje
que el río acompaña mi aliento
-autismo de infancia-
pero jamás sabré
qué piensa de mí la tarde
con qué argumentos
me defiende el viento
cómo los pájaros
nombran mis ausencias
cómo le duele al gualanday
el rayo que partió la noche.
02-09-18.
Está mi patio abandonado
y sin embargo
hay tal ternura en la leña amontonada
tanta nostalgia en su hojarasca
son tan familiares sus senderos
tan insistente la alegría del maizal
las mariposas entre sus ramas
que continúa el sol
sembrándome en su olvido.
02-09-18.
No sabría
cuánta luz en el reloj del patio
el loto que espera en los espejos
la puerta que se abre.
No sabría
el ardor del gesto de aquella tarde
ni la piel de septiembre
ni las garzas
si no escribiera en mis auroras
si no cantara en desembarcos.
02-09-18.
Soy leve en el recuerdo
de los patios de infancia
en los cuadernos
que nadie leerá
en la arena que se derrama
cada noche
en los árboles que vuelan
de garzas.
Soy leve en el jardín que florece
sin que nadie lo cultive
en el cardamomo
que alborota mis días
en la cicatriz de los instantes
en el camino que ofrece
nuevos cielos.
Soy leve en tus ojos
de dinosaurio triste.