POETAS SIN FRONTERAS - POETS WITHOUT BORDERS
POETAS SIN FRONTERAS - POETS WITHOUT BORDERS

UNA TARDE

Una tarde,

siguiendo el rastro de un espectro,

entré en el museo, suelo ajedrezado y paredes carmín

juegan con las sombras por las esquinas,

me dijo, ¿dónde estuviste

todo este tiempo?

Iba de una sala a otra, de los simbolistas

a la flor de cera de Redon

sobre la que no pretendo dar explicaciones,

el tallo azul ultramar,

la flor crece visiblemente

hasta invadir la estancia.

Esta situación podría no existir,

ser parte del mundo que hace mucho

me atrapó.

En el centro acecha la ansiedad,

la visita al caparazón del erizo

junto a una estrella de mar,

una enredadera envuelve

el recuerdo que impide el sueño,

pétalos se abren en las marcas del pincel,

la sala donde espío a Redon                                                                                         

es la espina del erizo que se hunde en la carne,

una vida bárbara

perdida en la amargura del espejo,

y por consecuencia,

despertar, despertar.

 

ABRE UNA CAJA DE BOMBONES

Abre una caja de bombones Läderach,

los mismos que de niño devoraba,

chocolatier suisse consuela de la pérdida,

ese instante que golpea la mente

permitiendo la disolución,

un tiempo para saborear

mientras el cacao se funde en la lengua,

pistacho, almendra, miel,

comentando los segundos

de bienestar, miel de bosque

domina la pérdida,

un estuche blanco, rasgar la cartulina rugosa

y descubrir el orden,

miel, después mantequilla de Emmenthal, avellana,

colores en crescendo, cereza del Ticino,

más encarnado no hay,

la identidad ligada a la elección,

mastica un trecho de vida,

uno, uno y después el siguiente,

dice la madre, por venir de donde viene,

la disolución en el placer

provoca la enajenación,

quizá iba para niño burgués,

ciudadano de un vacío que se evade

en cada mordisco, sin supervivencia,

pequeño niño helvético

perdido, perdido por el sabor

del arándano, chocolatier suisse

en cuyo envoltorio hay un verso de Rilke,

insólito no seguir deseando los deseos,

nuevo horizonte, sin definición,

leve cacao, miel, praliné

que atrapa el paladar

hasta la perdición

 

 

LA APARICIÓN DE LA SANGRE

La aparición de la sangre

indica el daño,

seguir con vida después del hundimiento,

por supuesto, para poderlo contar,

viene de lejos,

un lugar verde y lluvioso

donde el hierro es húmedo

y las flores no tienen olor,

vive tranquilo en un recodo,

y su intención es borrar fronteras,

no jurar, volver al regazo,

se alimenta de de la sopa boba,

de la nada ninguneada,

insiste en andar, seducido por el otro,

jugándose a los dados

el tacto olvidado,

esfuerzo que se aleja en un suspiro,

algunas palabras justas que crecen

en lengua española, paternal alemán,

excelente francés que usa cuando quiere,

en un instante desaparece en el aire

y una isla sigue a otras más lejanas,

Azores, Flores, Terceira, Santa María,

en la incierta nebulosa, sin alma, sin alma,

nunca volver, aunque esté allí,

nunca volver sin alterarse, azufre, estatua de sal

por si mira atrás,

ya se sabe,

aunque vuelva, deja su acento atrás,

su marca del nacimiento

de delicada habladuría.

*

Insiste en acercarse a la bestia,

hay que seducirla poco a poco,

no debes tocarla, quema,

abrasa la yema de los dedos,

no bastan lágrimas,

beberás su sangre, beberás la sangre

de los sueños congelados,

entra con un machete

en la pulpa de la ansiedad,

en el vientre, con ahínco,

cepíllale la crisma,

entre el pelo ralo y el ojo

sentirás la dimensión del espanto.

 

SE DESPIERTA CON UNA MANZANA DE ORO

 

Se despierta con una manzana de oro

en la mano, los ojos entornados

dejan ver que se trata

de un hecho extraordinario,

en la fisura de lo real, a veces

te puede tocar,

pero hay que saberlo sentir,

día a día, con dedicación

la manzana es pesada

y deja un rastro de escozor

como si fuera de arena

o un narciso que late en el corazón,

un geranio en un libro de Baudelaire,

eso es, un deseo o una aspiración

que por su densidad pudiera hundirte,

desconoce el final,

sólo confía en que los días transcurran

junto a la fruta aparecida,

un corte en la voz

para enmudecer, o decir a medias

si de repente se tercia,

pero el objeto, de tan bello,

es envidiado,

y aunque invite a la caricia,

es imposible hincarle el colmillo,

corazón de semillas doradas,

hacia qué lado emprender el camino,

cómo consumir su carne

y recibir la sanación.

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